Los Dichos

Dichos Moros y Cristianos

PRIMER ENCUENTRO

Cristiano:

Queridísimos soldados
hijos de la noble españa
qué grande es el regocijo
que hoy radica en nuestras almas.

Hoy es el día señalado
para todos los cristianos
se celebra el dulce nombre
de nuestro jesús amado.

Quisiera que mis palabras
hoy os pudieran hacer
una clara descripción
de lo que esa imagen es.

Más imposible lo encuentro
podéroslo explicar
pués tantos dones posee
que palabras no he de hallar

Pero basta con deciros
que es bueno infinitamente
sabio justo y piadosos
y creador de lo existente.

Que siendo dios se hizo hombre
para sus hijos salvar
y liberarnos con su sangre
del poder de satanás.

Nos predicó la doctrina
que nosotros adoramos
camino recto y seguro
para llegar a salvarnos

Después murió en una cruz
entre ladrones clavado
sólo para darnos la gloria
y librarnos del pecado.

Más luego resucito
y a los cielos se subió
y muy pronto desde allí
su bendición nos mando

Así es que teniendo en cuenta
solamente su bondad
todos con mucho fervor
le debemos adorar.

Debemos morir gustosos
por defender sus grandezas
y combatir los herejes
si a insultarle alguno llega.

Y como sabeís que estamos
con el moro en cruda guerra
no hay que estar muy descuidados
por si acaso hoy aquí llega.

Ya sabeís que han prometido
que a este sitio han de llegar
y a esa imagen tan preciosa
cautiva han de llevar.

Que llegarán a apoderarse
de todas nuestras riquezas
de las plazas y castillos
y todas las fortalezas.

Que si logran combatirnos
a todos han de vencer
y que de la españa entera
dueños se tienen que hacer.

Pero todas sus promesas
muy equivocadas van
porque al soldado español
vencerlo no han de lograr.

Pues si es que es necesario
hoy vuestra vida entregar
por dfender a esa imagen
gustosos la habéis de dar.

Pero hagamos aquí punto
y siga la procesión
y celebremos alegres
la gloria de nuestro dios.

Y tal vez a nuestro paso
el moro se nos presente
y si no estamos alerta
alguna trición nos juegue.

Así es que todos alerta
y alerta vamos marchando
y llenos de regocijo
nuestra fiesta celebrando.

Pero… esperad, ¿qué divisio?
si la vista no me engaña
detrás de aquella esquina
está ese infame canalla.

Sin duda están esperando
jugarnos una emboscada
pues me parece que el jefe
a sus tropas las prepara.

Coged a punto las armas
y más de aquí no pasemos
hasta ver sus intenciones
tranquilamente esperemos.

Parece que se dispone
a sus tropas hablar…..
¡silencio! haber si podemos
sus palabras escuchar.

Moro:

Ya ha llegado, sarracenos,
lo que tanto deseabaís
ahora podéis demostrar
las palabras que me dabaís

¿No decíais hace un momento
que teníais ganas de encontrar
al ejército cristiano
para todos destrozar?

Pues miradlo dónde viene
paseando en procesión
llevando en andas en medio
a la imagen de su dios.

Nunca mejor ocasión
para lograr nuestro intento,
salgamos, pues, enseguida
a combatir al momento.

No hay que perdonar la vida
a ningún perro cristiano,
qué mueran todos a una
en manos del mahometano.

Pues esperad un momento
que ahora una cosa he pensado
y creo que aquí este plan
nos dé buenos resultados.

Vamos a intentar primero
tratarles hoy de engañar
porque si es que así se entregan
ya no habrá que pelear.

Más si acaso se resiten
a nuestra proposición
sin perder un solo instante
entraremos en acción.

Yo, les hablaré primero
y su intención ya veremos
y según lo que contesten
con arreglo a ello obraremos.

Así es que estad prevenidos
que yo ahora les voy a hablar
pero preparad las armas
porque habrá que pelear.

¡Detened, ahí, vuestro paso,
noble y valiente cristiano
que en este día un favor
viene a hacerte el mahometano!

No pienses traigo intención
de perjudicarte en nada
vengo a ofrecerte la paz
por vosotros deseada.

Desde hoy en adelante
nadie os molestará
que esta espada del moro
siempre os defenderá.

Más en cambio de este bien
que hoy os vengo a ofrecer
las cosas que os exija
me tenéis que conceder.

Lo primero que te exijo
que me entregues esa imagen
para llevarla a turquía
y que mi sultán la guarde.

De las plazas y castillos
y riquezas que poseas
será dueño mi sultán
de cuanto tu también seas.

Cristiano:

¡Sarraceno, más no sigas!
No sigas más adelante
y haz el favor enseguida
de aquí este sitio marcharte.

¿Creíste acaso al cristiano
venías aquí a engañar
con hipócritas palabras
ofreciéndole la paz?

¿Crees le hace falta al cristiano
que le defienda tu espada?
poco le importa la guerra
con las tropas mahometanas

¿Creías te iba a entregar
a esa imagen tan sagrada
qué equivocado vivías
si a esa creencia abrigabas?

Pero si morir no quieres
¡marchate ya! te repito
que si no aquí han de ocurrir
cosas que el mundo no ha visto.

Moro:

¡Cristiano! nunca esperaba
de ti, tal contestación,
si es que la guerra declaras
se logrará tu intención

No dirás que el mahometano
te ha venido a provocar
cuando no tenga remedio
arrepentido has de estar.

Cuando tus soldados lleguen
a mi pidiendo perdón
sólo verán mis espadas
clavadas en su corazón.

Nadie se enternecerá
de sus quejidos oír
nadando en su misma sangre
todos los verás morir.

Tú, serás el responsable
de lo que aquí hoy pasare
y llorarás tu derrota
si es que con vida quedares.

Y esa imagen que tu dices
que siempre os ha de amparar
a la cola del caballo
atada la he de llevar.

De risión ha de servir
por las calles de turquía
y ultrajada se ha de ver
por toda la morería.

Cristiano:

¡Detén tu boca, sacrílega,
detén tu lengua, malvado!
demás paciencia he tenido
para haberte ya escuchado.

Jamás nadie en mi presencia
a insultar se ha propasado
a la religión cristiana
ni a ese niño soberano.

Pues mejor quisiera yo
mi cuerpo pisotearán
y quisiera morir antes
de que a ese niño insultarán

Así es que más sarraceno
no te puedo tolerar
prepara ya a tus soldados
que vamos a pelear.

Que ya la sangre cristiana
hirviendo está sin cesar
al ver que hoy aquí has venido
de mi dios a blasfemar.

Moro:

Oooh!! qué fuerte te presentas
estúpido, y vil cristiano,
sólo consigue tu ira,
hacer reír al mahometano.

Si a mis soldados queridos
el paso libre dejara
verías tu ira y coraje
en lo que aquí hoy quedara.

Pero doy tiempo a que puedas
llegar a reflexionar
y de lo poco que puedas
ver si es que cuenta te das

Más, yo pienso que es inútil
el hacer nada por ti
no tendremos más remedio
que llegar a combatir

Fíjate bien, desgraciado,
que más cuenta te tendría
renegar a tu doctrina
y adorar la secta mía.

Piénsalo muy bien, cristiano,
piensa tu resolución,
antes de ver sucumbir
a todo tu batallón.

Cristiano:

Que lo piense muy bien dices
so pérfido mahometano
tu no conoces la fé
con que adoran los cristianos

Renegar de mi doctrina
cuando es la más verdadera
de todas las religiones
que se adoran en la tierra.

Dices que valgo muy poco
y que cuenta no me doy
de lo que vale el cristiano
tu te convencerás hoy.

Pronto iremos al combate
y allí te demostraré
que uno a uno o todos juntos
con mi espada os venceré.

Con que ya no hay más camino
que uno de éstos elegir
o convertirte en cristiano
o prepararte a combate
o marcharte ya de aquí.

Moro:

¡Sarracenos! es imposible
con razones hoy lograr
que esos canallas cristianos
desistan de pelear.

Con que ya no hay más remedio
que nuestro valor mostrar
y sin que quede uno vivo
hoy a todos destrozar.

Si cuando se vean perdidos
llegan a pedir perdón
lástima no les tengaís
ni tampoco compasión.

Haced que corra la sangre
por las calles a torrentes
y que no quede uno vivo
para que el fracaso cuente.

Cristiano, creo que he tenido
bastante paciencia ya
para todas tus sandeces
llegarte hoy a escuchar

He tratado de ofrecerte
cosas de mucha importancia
pero tú me has rechazado
con desdenes y amenazas.

Pues ahora a mis soldados
más no puedo sujetar
y ahora te declaro guerra
aun cuando tu quieras paz

De tres cosas que has propuesto
dos no las puedo aceptar
ni me convierto en cristiano
ni de aquí me he de marchar.

Pero en cambio la tercera
sí la acepto muy agusto
pues para entrar en batalla
mis tropas están a punto.

Si me consigues vencer
si que me bautizaré
pero si yo a ti te venzo
¡de tu sangre beberé!

Cristiano:

¡Moro orgulloso, insolente!
harto has llegado a insultar
¿has preparado tus tropas
para la lucha empezar?

Pues prepárate al momento
que ya ha llegado la hora
de que mis tropas acaben
con toda la raza mora.

No quedará ni un ser vivo
de esa pérfida canalla
ni un átomo quedará
de la raza mahometana.

(Saca la espada)

¡Soldados! a la batalla
mano enseguida a las armas
que salga siempre triunfante
la noble y querida españa.

No temáis aunque el combate
hoy se llegara a perder
porque esa divina imagen
nos ha de favorecer

Colocadla ya en el centro
en sitio que esté segura
y con el mayor valor
envestid todos a una.

¡Muera el profeta mahoma,
muera esa infame caterva
muera aquel que a nuestro niño
a insultar aquí se atreva!

Moro:

(Saca la espada)

¡Fuego pronto, mis guerreros!
no temáis entrar en fuego
que salga siempre triunfante
el ejército agareño.

Fin primer encuentro

Segundo encuentro

Cristiano:

Queridos soldados míos,
¿qué es lo que aquí ha pasado?
que se haya visto este ejército
por los moros destrozado…?

¿Esto es una vergüenza
que hayamos sido vencidos
y que el ejército moro
victorioso haya salido?

¿Qué se dirá de nosotros
cuando se escriba en la historia?
la derrota del cristiano
y del moro la victoria.

¿Que se dirá de nosotros
cuando estas se lean?
quiza que nuestros hermanos
nuestro fracaso no crean.

Si nuestros antepasados
la cabeza levantaran
tal vez con mucha razón
de nosotros renegarán.

No os quepa la menor duda
nos tratarían de cobardes
y como tendrían razón
no podríamos replicarles.

Pero… decidme, soldados
¿dónde nuestro niño está?
acaso es que en nuestra huida
le abandonamos, quizas?

¡Por los cielos sacrosantos!
¿qué habéis hecho desgraciados
habeís perdido también
a nuestro jesús amado?

Esta es la mancha mayor
que caernos ha podido
salid huyendo y dejar
a nuestro niño perdido

Cautivo estara sin duda
entre esa infame caterva
y quizá que hasta arrastrado
se esté viendo por la tierra

¿Comó es que en llanto deshecho
no morimos en pensar
que a nuestro niño precioso
llegamos a abandonar?

¡Dios bendito ampáranos
en trances tan angustiosos,
angeles y serafines
rogad a dios por nosotros!

Virgen santa
madre del verbo divino,
nos ampares con tu manto
que hoy nos hallamos perdidos.

¡Llorad, soldados queridos!
que otro remedio no queda
más valía antes de esto
nos sepultará la tieera.

¡Llorad, mujeres cristianas,
nuestra derrota, llorad!
porque nuestra españa entera
hoy avergonzada está.

Mirad allí donde viene
esa turba mahometana
y mirad que traen en medio
nuestra imagen soberana.

Si la vista no me engaña
de burla viene sirviendo
y en su cabeza un turbante
me parece que estoy viendo.

¡Soldados! no, consintamos
que nuestro niño sagrado
se halle lejos de nosotros
y por el moro ultrajado.

Combatamos por lograr
el poderlo rescatar
mientras que sangre en las venas
nos hubiera de quedar.

Pero antes de decidirnos
a la batalla empezar
que otorgue nuestro perdón
le debemos suplicar.

Así es que todos humildes,
aquí en tierra postrados
pidámosle fervorosos
no nos deje abandonados

(De rodillas los cristianos)

Oh!! santo niño glorioso
padre de todos los hombres
aquí tienes a tus hijos
pidiéndote mil perdones

Es cierto que para ti
hemos sido unos malvados
y ahora aquí arrepentidos
a tus plantas ya llegamos.

Dame fuerzas, santo niño,
que al moro pueda vencer
que hasta morir tu doctrina
te debemos defender.

Mira postrados a todos
en llanto amargo desecho
prometiéndote no hacer
lo que hoy aquí hemos hecho.

Pues por temer a la muerte
te abandonamos y huimos
perdonanos santo niño
¡lo mucho que te ofendimos!

No consientas que tus hijos
queden hoy desamparados,
miralos que te lo piden
con fervor aquí postrados.

Vuélvete ya hacía nosotros
niño hermoso muy amado
vuelve al lado de tus hijos
y abandona al mahometano.

(Se levantan los cristianos)

¡Hijos mios, a rescatad
a nuestro niño sagrado
y confiad con que ahora
no nos deja abandonados!

Combatir mientras que fuerzas
nos hubiera de quedar
y que la victoria pueda
hoy nuestra mancha borrar.

Que no se diga que españa
dos veces vencida a sido
que se diga que sus hijos
victoriosos han salido.

A su paso ya salgamos,
y su paso detengamos
y si rendirse no quieren
que mueran en nuestras manos.

Y antes de que se preparen
llamemosle la atención,
no digan que hemos venido
por cogerles a traición.

Pues hoy eses niño hermoso
su ayuda nos prestara
y el ejército cristiano
victorioso quedara.

Moro:

Al fin llego mis soldados
el momento deseado
al derrotar de una vez
a esos perfidos cristianos.

Que dicha para nosotros
cuando se escriba en la historia
que hemos logrado alcanzar
la más completa victoria.

Las muestras de alegrría
que hoy existe en nuestro rostro
tan clara como la luz
se esta viendo entre nosotros.

Por lo pronto os felicito
por el valor que teneis
y en llegando a nuestra tierra
la recompensa hallareis.

Nuestro sultan os dara
lo que merecido habeis
y escrito en letras de oro
vuestro nombre encontrareis.

Hoy nuestra dicha no ha estado
solo en ganar la batalla
pues tirad la vista al frente
y vereis lo que se haya.

Mirad al dios del cristiano
donde prisionero esta
que del miedo que tenian
se lo hubieron de dejar

¿No recordaís las palabras
que el cristiano repetia,
de que antes de abandonarlo
su sangre derramaría?

Pues ved a lo que han llegado
sus palabras a parar,
a marcharse y a su niño
abandonado dejar.

Es la prueba mayor
para el mundo hacerle ver
el miedo de los cristianos
cuando apurados se ven.

Esto demuestra también
que luchabaís con valor
y que la sangre en veneno
a todos se os convirtió.

Más ahora nos hayamos
libres ya de los cristianos
celebremos nuestra gloria
y a nuestras tierras vayamos.

¡Viva el profeta mahoma!
muera la ley del cristiano
y ahora todos de una vez
a ese niño ¡ destrozarlo!

Cristiano:

¡Detén tu boca sacrílega,
detén tus tropas malvado!
que a defender a esta imagen
a llegado aquí el cristiano.

Moro:

¡Sarracenos, a las armas!
que ya el momento ha llegado
a turbar nuestra alegría
esos canallas cristianos

¡Miradlos que aquí están ya!
pues su general me ha hablado,
diciendo viene a amparar
a su niño soberano.

Que no se convierta en tristeza
la alegría que disfrutamos
derrotemos para siempre
a esos pérfidos cristianos.

No les tengáis compasión
ni os enternezcan sus gritos
ni solo para contarlo
quede un cristiano maldito.

¿A donde vas atreido,
a donde vas, vil cristiano?
es que no te has convencido
del valor del mahometano?

¿No tiemblas solo en pensar
en el combate pasado?
¿no te asusta ver correr
la sangre de tus soldados?

Si en el combate pasado
viste la sangre correr…
verás hoy en una hoguera
a tus soldados arder.

Cristiano:

Oh! qué equivocado vives
mahometano desgraciado
ahora verás si es que tiemblan
estos valientes cristianos.

Pronto veras tus soldados
huyendo despavoridos
y victorioso saldra
este ejército querido

No llegarás a explicarte
lo que a ti te pasara
y es que esa hermosa imagen
su ayuda nos prestará.

La bandera del cristiano
victoriosa quedara
y el pabellon mahometano
arrastrado se vera.

Veras toda tu alegría
convertirse aquí en tristeza
veras salir a tus tropas
huyendo con ligereza.

Pues mira ya los cristianos
dispuestos a pelear
y contentos por la dicha
que muy pronto han de abrazar.

Verás que pronto esa imagen
a mi poder volverá
y tu completa derrrota
todo el mundo lo sabrá.

moro:

No sé, como he tenido
bastante paciencia ya
para todas tus sandeces
llegarte hoy a escuchar.

No sé, como valor tienes
para énvalentonarte
viendo lo que ha sucedido
en el pasado combate.

¿No recuerdas, desdichado,
la derrota que has sufrido?
¿no piensas fuiste vencido
por mis soldados queridos?

Y que atrevimiento tengas
a decir que mi bandera
se tiene que ver muy pronto
arrastrada por la tierra…

Y dices que esta imagen
a tu poder volverá…..
pues antes de que eso llegare
hecha astillas se verá.

Esperad hoy la victoria
con las fuerzas que te dé….
pocas fuerzas me parecen
para poderme vencer.

Bien puedes pedirle ya
que te ampare con su manto
porque muy pronto has de ver
a tus soldados en llanto.

¿Cómo es que no le pediste
en la batalla pasada
que lograras la victoria
y que fuerzas te prestara?

Es que no sabías entonces
que tenía tanto poder
o es que no te quiso entonces
llegar a favorecer.

Cristiano:

No sigas más mahometano,
que más no puedo sufrir
pues la sangre de mis venas
está muy próxima a hervir.

Te he dejado rienda suelta
para ver donde llegabas
y también por convencerme
donde tu maldad llegaba.

Pero veo es imposible
poderte más tolerar
porque todas tus palabaras
a insultar a mi dios van.

Y el cristiano fervoroso
nunca debe consentir
que el santo nombre de dios
nadie llegue a maldecir.

Quizá no este largo el dia
que veas con claridad
que las leyes de mahoma
solo encierran falsedad,

Llegarás a arrepentirte
el día que se aparte el velo
que cubre tu inteligencia
veras claramente el cielo.

Pero sin duda que entonces
remedio ya no tendrá
que estaras viendo la gloria
y sin poderla alcanzar.

Moro:

La compasión me provoca
lo que de ti he escuchado
y con la risa en la boca
tranquilamente he esperado.

De la ley que en tu dios tienes
convencido me he quedado
y tambien de lo engañados
que os encontrais los cristianos.

Tu deberías conocer
el error en que te encuentras
y quizas vengas entonces
a adorar la secta nuestra.

Si tú con tan poca gente
nos llegaras hoy a vencer
si te prometo entonces
en tu religión creer.

Pero si yo a ti te venzo,
como esto no hay que dudar,
ni un pedazo de cristiano
te juro que ha de quedar.

Pues mis soldados valientes
que prometen no ceder
hasta ver por todas partes
a vuestra sangre correr.

No los ves que con la vista
parece quieren hablar
diciendo porque no mando
el combate ya empezar.

Ya puedes preparar tus tropas
que pronto vamos a ver
si es mi espada o es tú fe
la que tiene que vencer.

Si en la batalla pasada
te llegaste tu a salvar
me parece que en ésta
con vida no has de quedar.

Cristiano:

¿Que no quede ya con vida
es tu intención, mahometano?
tú si que has de morir hoy
a manos de los cristianos.

Veras que ayuda nos presta
nuestro niño soberano,
veras muy pronto a tu ejercito
que se queda destrozado.

(Se quita el sombrero)

¡Dulce jesús de mi vida,
divino y manso cordero,
con tu poder y tu ayuda,
hoy vencer al moro espero.

Haz se conviertan en cristianos
y adoren tu religión,
hazles ver con claridad
que se encuentran en un error.

(Se pone el sombrero)

No me abandones, señor,
en trances tan angustiosos
perdonanos nuestras culpas
divino dios poderoso.

Moro:

¡Dejate ya de oraciones
y pon tu espada en la mano!
que con todos esos cuentos
no se vence al mahometano.

Pronto te convencerás
que de muy poco te vale
la ayuda de ese niño
a fuerza de suplicarle.

Y veo que tus palabras
tus suplicas y romances,
hacen que un tiempo precioso
se vaya pasando en valde.

Prepara ya tus soldados
que vamos a pelear
y si tanto poder tienes
allí lo demostraras.

¡Soldados, venga al combate!
(Saca la espada)
que bastante hemos hablado
a beber toda la sangre
de esos pérfidos cristianos.

¡Viva nuestra religión,
viva mahoma adorado,
y el dios que adora el cristiano
siempre será blasfemado!

Cristiano:

¡Cristianos, pronto a la lucha,
viva nuestro niño dios
que salga siempre triunfante
nuestra santa religión!

Fin segundo encuentro

Tercer encuentro

Cristiano:

¿Estás otra vez aquí
desdichado mahometano
aun vuelves a hacer frente
al ejercito cristiano?

¿Qué intención es la que traes
para este sitio llegar,
vienes acaso también
aun dispuesto a pelear?

¿No te sirve de vergüenza
que en el combate pasado
murieron en la lucha
casi todos tus soldados?

¿Abrigas pues la esperanza
o la creencia tal vez,
de que a las tropas cristianas
consiguieras hoy vencer?

Pues si traes esa intención
cara te ha de resultar
que de la caterva mora
ni uno solo ha de quedar.

Si es que no te has convencido
pronto te has de convencer
y quiza sea ya tarde
para el remedio poner.

Que hoy no quedara un soldado
de ese ejercito malvado
y el zancarrón de mahoma
se quedará destrozado.

Te juro que ha de quedar
memoria de los cristianos
y se verá claramente
lo que sois los mahometanos.

Pronto el agua de los ríos
color rojo llevara
por vuestra maldita sangre
que hasta ellos llegara.

Pues vuestra perversa raza
extinguida quedara
y la bandera cristiana
por donde quiera andara.

Y a ti que valor aún tienes
para venir a insultar
a mi dios y religión
el castigo te he de dar.

(Saca la espada)

¡Soldados! manos a las armas
que vamos a pelear
y de una vez para siempre
a la raza mora acabar.

No os apiadéis de sus gritos
ni les tengáis compasión
y que resplandezca siempre
nuestra santa religión.

¡Viva nuestro pabellón,
viva nuestro niño amado,
viva siempre el dulce nombre
de jesús sacramentado!

Moro:

¡Cristiano! deten tus tropas
y ten de mi compasión
y por tu niño bendito
escucha con atención.

Da oido a lo que te digo
te hablo de corazón,
pues cansado de esta vida
te vengo a pedir perdón.

Sabes que te prometi
si me lograbas vencer
renegar de mi doctrina
y en tu religión creer.

Más ahora estoy vencido,
y mi palabra he de cumplir,
y te repito me escuches
lo que te vengo a pedir.

Primeramente te pido
que perdones mis torpezas,
pues ahora reconozco
donde llegan tus grandezas.

Ahora si que he comprendido
donde esta la salvación,
no me cabe la menor duda
que se haya en tu religión.

No te puedes figurar
lo mucho que padecimos
en las últimas batallas
cuando allí vencidos fuimos.

Cuando yo mas animaba
a estas desgraciadas tropas
más pronto veía acercarse
nuestra completa derrota.

Yo el sentido ya perdi
sin poderme cuenta dar
y mis tropas ya vencidas
dejaron de pelear.

Mas luego lo recobre
y enseguida reconoci
que ya nuestra salvación
la teniamos solo en ti.

Y como entonces vosotros
ciegos estabais de ira,
me parecio lo mejor
salir en ligera huida.

Pero después a mi tierra
ya no me quise volver
porque me odian sus leyes
y su religión también

Y aquí te pido cristiano,
perdón con toda mi alma
que quiero adorar a dios
y a la religión cristiana.

Se que no soy digno de el,
lo comprendo claramente,
pero olvida ya el pasado
y sé conmigo indulgente.

Piensa con detenimiento
que cuando yo te ofendía,
aunque era yo quien te faltaba
la culpa no la tenía.

La culpa fue de mis padres
y de quienes me educaron,
esclavos de satanas,
su doctrina me enseñaron.

Que allí estaba el paraíso
ellos me hicieron creer
y me hicieron combatir
por su causa defender.

Pero al ver tan claramente
que me encuentro en el error
aborezco a ese mahoma
y también su religión.

Cristiano:

¡Detente ya, sarraceno!
y para pronto de hablar
que las tropas del cristiano
no se dejan engañar.

¿Has creido convencerme
con tus palabras traidoras
de que aborreces tus leyes
y mi religión adoras?

¿No recuerdas la otra vez
también llegaste hasta mi
diciendo querias la paz
y no querias combatir?

¿Que intención era la tuya
en los momentos aquellos
engañar a los cristianos
para hacerte dueño de ellos?

¿Vienes otra vez ahora
con esa mala intención?
pues hoy no quedara uno vivo
en todo tu batallón.

Si en tu pecho no encerrases
un corazon tan malvado
si te creeria entonces
que te habias transformado.

Pero como te conozco
no me puedes engañar
que con tanta hipocresía
más declaras tu maldad.

No dudo que claramente,
en el combate pasado
te hubiste de convencer
del valor de mis soldados.

Y viendo que es imposible
ya por la fuerza vencer,
para conseguir tu intento
traición tratas hoy de hacer.

Pero muy mal has pensado
creer que me engañarías
y pensar que de esa forma
a mis tropas vencerias.

Moro:

¡Cristiano, por jesucristo!
no pienses que soy traidor
que hoy vengo aquí arrepentido
como humilde pecador.

Por los siglos sacrosantos,
noble y valiente cristiano,
cree en este dia firmemente.
lo que dice el mahometano.

Para probar mi intención
lo que quieras pideme
que sin tardar un momento
en todo te obedeceré.

De rodillas lo pedimos,
y si es necesario también,
si quieres hasta arrastra
llegaremos a tus pies.

Desde hoy los soldados moros
sus leyes renegaran
y el grito de ¡ viva españa!
solo en sus labios se oira.

Cristiano:

¡Cristianos! mas no aguardemos,
muera la gente traidora
que engañar no se dejan
los que a jesucristo adoran!

No os fieis de las promesas
con que a nuestro dios halagan
los enemigos de dios
verdugos de nuestra raza.

No creais en lo que dicen
que cristianos quieren ser
que es una trampa que buscan
para poderos vencer.

Tarde llegas, sarraceno
nuestro perdón a implorar
que las maldades e infamias
no se pueden perdonar.

Justo es que sufra castigo
quien a dios ha blasfemado,
ya es hora de que se acabe
de una vez con los malvados.

Sabes que mas de una vez
llegue a ofrecerte la paz
y tu con malas maneras
la hubiste de rechazar.

¿Recuedas que te invite
cuando remedio tenia
renegar a tu doctrina
y que adorases la mia?

Pues si hubieses aceptado
la invitación que te hacia
hoy te encontrabas feliz
y a nuestro lado estarias.

Moro:

¡Oh, santo niño bendito,
padre de todo cristiano,
dirije aquí una mirada
a estos pobres mahometanos!

Hazles ver a los cristianos
que de todo corazón
te pedimos, santo niño,
que nos otorgues perdón.

Perdonanos, santo niño,
el mal que hemos cometido
que si es un mal muy gravoso
estamos muy arrepentidos.

Sabemos, niño glorioso,
que el perdón que te pedimos
no nos lo deberias dar
porque antes muy malos fuimos

Pero queremos dejar
hijos de mahoma ser
para poderte adorar
y en tu religión creer.

Repetimos, santo niño,
que hagas ver a los cristianos
que queremos ser tus hijos
y arrepentidos estamos.

Cristiano:

¡Sarraceno basta ya!
que ese niño tan sagrado
ha atendido ya tus suplicas
y el corazon me ha ablandado.

Deberias ser castigado
por lo que tú has ofendido
pero te perdono todo
por verte arrepentido.

Un cambio muy repentino
en mi corazón ha habido
y es que esa preciosa imagen
su mano hacia ti ha estendido

Yo todo te lo perdono
y te creo de corazón
mas no es si tus soldados
tienen la misma intencion.

Y para mas convencerme
de que no me haras traicion
quiero que me rindas las armas
entero tu batallon

Moro:

Cristiano, por complacerte
dariamos nuestras vidas.
¡soldados, todas las armas
quiero que tengais rendidas!

(De rodillas los moros)

Aquí les teneis ahora
a todos en tierra postrados
y a mi me teneis tambien
tus ordenes esperando

Creo que no dudaras
traemos buena intención
y nos daras el bautismo
para ser hijos de dios.

Y ya mi lengua no puede
palabras mas pronunciar,
que la pena y la emocion
ya no me dejan ni hablar.

Yo tambien voy a ponerme
de rodillas a tus pies

(Se baja del caballo)

Y cuanto me pesa que antes
no llegarte a conocer.

Cristiano:

¡Detente, hermano querido,
más pruebas no necesito,
levantense tus soldados
que ya su intención he visto!

Moro: (Compañía en pie)

Entre todos los cristianos
un buen puesto has de ocupar
pues el arrepentimiento
enaltece tu bondad.

Vamos caminando al templo
que bautizado seras
y el ministro del señor
tus culpas perdonará.

Moro:

VAMOS, SOLDADOS QUERIDOS,
PASEMOS A SER CRISTIANOS
Y DEMOS TODOS UN ¡VIVA!
A ESE NIÑO SOBERANO.

“VIVA EL SANTO NIÑO”